10 de febrero de 2012

Vivencias


    Desde que la "Comisión organizadora del 50 Aniversario J. D. Obrero" se puso en contacto conmigo hablándome del proyecto me ilusioné con el encuentro; es curioso cómo algunos recuerdos que pensaba se habían borrado de mi memoria, fueron aflorando al repasar el listado de colegiales o ver alguna fotografía "de época". A muchas caras les puse nombre, a alguna le puse timbre de voz, a otra anécdota u otro escenario... pero debo de reconocer más de una  laguna (que aún juzgo inexplicable y pido perdón por ello).
Y llega el día.
Y ves en los accesos a la Colegiata de San Isidoro alguna cara que algo te sugiere, y un gesto en esas caras que refleja el mismo sentir; pero 25 y hasta 45 años de maquillaje han caracterizado de "señores" a aquéllos imberbes de 1961; algún "señor" conserva la sonrisa de entonces, el gesto de pillo, la pose de "hombre tranquilo", el hablar pausado, el desparpajo, una aparente altivez, el aspecto de intelectual...y lo llamas por su nombre; llegan también las presentaciones teatrales "yo soy ..., ¿y tu?".
Los recuerdos de otros avivan los que en ti estaban aletargados, se va completando el puzle de las antiguas vivencias.
Y conversas con todos los que puedes; y ves a Don Vicente, a Don José María (como entonces los veías ya "señores" parece que en ellos se detuvo el tiempo). Y se recuerda a los que "se fueron"; y se entiende la ausencia de Don Pedro porque se le escapan los recuerdos... (Imagino el sufrimiento). Y piensas que no has perdido amigos, solo estaban un poco lejos...
Y todos confiesan lo mucho que representó e influyó en sus vidas el Colegio Jesús Divino Obrero.
Y conoces que aquellos ex-colegiales se sienten realizados como persona, cada uno en lo que el destino, el tesón o las circunstancias le depararon; y también conoces que muchos son profesionales de prestigio, y todos hombres de bien; y te alegras y emocionas; y te sientes orgulloso de pertenecer a aquélla familia de Becarios ("vacarios" que decía un personaje del Instituto Padre Isla).
Y te propones que no quede sólo en el recuerdo la recuperada relación.

Y deseas que todos sean felices (como yo lo soy).





Agustin de Abajo. Sept. 2011